viernes, febrero 17, 2012

Elecciones Políticas


Las Elecciones Políticas

Unas reflexiones en voz alta ante las “Elecciones Políticas”:

No soy de derechas, ni de izquierdas, ni tan siquiera de centro, y además no quiero ser de ninguna parte, porque todo partido por su esencia te parte, te divide, te secciona, como si de un trozo de carne se tratase: esta parte es mía, la otra es tuya, nosotros tenemos tantas partes más que vosotros y por eso ganamos, porque tenemos una mayoría de "trozos de carne"…

Así, al tomar partido pasas a ser un "tozo de carne" que se asigna a un partido y se excluye de otro, te conviertes en una mercancía de las clases políticas que negocian entre si sus intereses particulares en función del número de trozos recogidos en las urnas electorales, tu eres de este modo su moneda de cambio, su valor promocional, en definitiva su esencia de estar (que no de ser) sentados en los escaños formados por los "trozos de carne" recolectados en las urnas.

¿Y qué pasa contigo?, ¿les importas como persona?... Va a ser que no, solo les importas como un número a su favor que les otorgue su poder. Y esa es la palabra clave de la cuestión: “poder”; el poder de hacer y deshacer para sus meros intereses personales. Es lo que vemos constantemente en los medios de comunicación y lo que sabemos y escuchamos en nuestros lugares de residencia sobre los inquilinos de los ayuntamientos, y eso que solo vemos una pequeña parte de lo que trasciende, de lo que se cuela o se infiltra… Lo sumergido, lo que aún está por descubrir debe ser como en los icebergs: nueve veces más.

No importa qué partido sea, el del gobierno, el de la oposición o el del otro sitio, en todos cuecen habas y en algunos a calderadas. ¿Habrá algún inocente?, posiblemente habrá muchos “inocentones” para los que todo se hace bien, con moralidad y responsabilidad, pero la verdad es que las prevaricaciones, las prebendas, el tráfico de influencias, las comisiones, los favores, los enchufes, las recomendaciones, el meter las manos en las arcas, etc., están a la orden del día en cualquier sector político, tanto aquí en España como en el mundo en general. Y son cosas que se saben por todos, y que no me vengan a decir que fulanito no sabía nada de tal asunto; mientras las cosas no se destapan todos son muy buenos, pero cuando algo sale a flote los demás se descuelgan con cara de inocentes.

Pero la inocencia no consiste en “no saber” y menos en “no querer saber”, la inocencia consiste en la exención de toda culpa en un delito o en una mala acción y para eso hay que estar informado, ser vigilante y diligente y tener voluntad positiva de ser honesto. Por tanto tan culpable es el que hace, como el que calla o no quiere saber, máxime si tiene la supuesta responsabilidad de ser presidente, o un alto cargo de tal o cual partido. El verdadero inocente, si lo hubiese, debería decir las cosas a las claras, debería denunciar, debería destapar lo que está oculto, y no solo hablar de lo que está mal en los otros partidos que no son el suyo, pero no en el mío, por supuesto; ese maniqueísmo de la dualidad, de lo bueno y de lo malo, delata la esencia de la mentira y el engaño, pues embadurnando de mierda al otro encubro la mía propia. El verdadero inocente, si lo hubiese, debería anunciar su dimisión de la política argumentando públicamente tal postura ante la imposibilidad de trabajar honradamente en unos ámbitos tan corruptos. Quizás, en tal caso, haría una gran labor política, social y hasta humanitaria.
Pero no solo los políticos son los únicos culpables de este deplorable estado de cosas en el que nos movemos, también lo son todos aquellos que responden como ovejas a las voces de los pastores y los ladridos de sus perros, asustados ante la perspectiva de que los lobos puedan atacarnos.  Ante el miedo irracional de que pasará mañana, de que si mi voto es para este pasará tal cosa y si mi voto es para el otro pasará tal otra. En fin, el miedo y el poder se alían en un círculo vicioso que nos asfixia y que si no lo cortamos acabará ahogándonos al dejarnos sin aire para respirar libremente…

Por eso yo no quiero estar partido porque yo no soy un ser partido, yo soy alguien único, personal e indivisible y la gestión de mi vida es un asunto propio e indelegable, no quiero salvadores de nada ni de nadie, no necesito que nadie me vaya a salvar de nada, solo me tengo a mi y solo conmigo he de contar en estos asuntos de “salvación”.

Porque cuando tomamos partido por algo o por alguien nos alienamos a nosotros mismos, dejando que otros piensen por nosotros y nos enfrentamos a quienes están en el otro lado, es lo que siempre pasa con este asunto, es el germen de todas las guerras: como yo soy mejor que tú tengo derecho a pisotearte…

Solo quiero que me acompañen en la vida aquellos que están próximos a mí, los que son mis amigos, los que me quieren y me respetan y a los que yo quiero y respeto. Lo demás son quimeras inventadas para los que medran con esas historias, por eso decido consecuentemente y no quiero votar a nadie, no quiero sumarme a la división de los que están partidos.



Por J. G. Manzano


sábado, abril 14, 2007

FATAL DESEQUILIBRIO

¡CUIDADO, NOS CAEMOS!...

Cuando pienso en el equilibrio viene a mi mente la imagen de un equilibrista cruzando por un fino cable y su difícil ejercicio de igualar los pesos de la pértiga que sujeta con sus manos, la cual le permite avanzar seguro, aunque lentamente. Si en algún momento pierde el ritmo de su paso, la pértiga se balancea amenazando su caída. Si la pértiga bascula más de lo debido puede perder el paso y caer, por lo que necesita realizar grandes esfuerzos para alcanzar de nuevo el equilibrio y seguir adelante. Felizmente los equilibristas suelen conseguir pasar todo el alambre y alcanzar la otra orilla. ¡Pero sucede a veces que algunos caen antes de llegar!...

¿Por qué caen algunos?... Porque lo han hecho mal evidentemente. Pero, ¿en que consiste hacerlo mal?. Básicamente en que han tenido miedo y por tanto han dudado, han desconfiado, y en la duda han perdido el equilibrio más allá de su nivel de recuperación, pues el equilibrio tiene unos márgenes estrechos que si se sobrepasan todo el sistema se descompensa hacia uno de los lados y arrastra al equilibrista que cae irremisiblemente.

De momento, seguiremos haciéndonos más preguntas...

¿Por qué tienen miedo?.. Porque en un momento dado no ven con claridad como dar el siguiente paso, por tanto duda, pierde confianza y seguridad en si mismo y le atrapa el miedo al vacío, y ese vértigo le hace perder el equilibrio y caer. Por eso el camino del equilibrista exige ver las cosas con claridad, sobre todo dentro de si mismo, tener confianza en las propias capacidades y no dejarse hipnotizar por el vértigo al vacío. De todos modos el equilibrismo es un arriesgado y difícil ejercicio.

Adelantando algo las cosas, podemos considerar que el equilibrio está centrado en el interior del equilibrista, ahí reside el punto de apoyo de su palanca de equilibrio...

Según yo lo veo, el mundo es una gran analogía en donde Todo se proyecta en si mismo y por tanto en cada una de sus partes. Por eso el equilibrista me sugiere una significativa analogía con la vida en general. La vida del ser humano concreto y de éste como especie que puebla el planeta, es un complejo y sutil ejercicio de equilibrio entre fuerzas, energías y materiales, que se mantienen entre si gracias a unas relaciones de intercambio, las cuales a su vez contribuyen al mantenimiento de ese delicado equilibrio dinámico. Este equilibrio es el que permite su avance y evolución, como el equilibrista que avanza por su “línea de vida”. Pero si el equilibrio se rompe, la vida se precipita y ya no puede seguir más en la dirección que llevaba.

Los márgenes de equilibrio de la vida son estrechos aunque, ante nuestra escasa perspectiva, pudieran parecernos cuasi ilimitados. Pero los hechos se imponen y todo parece indicar que nos hemos desequilibrado a tal punto que difícilmente podríamos recuperar una nueva posición de equilibrio, más bien parece, según todos los indicativos, que ya nos estamos cayendo...

¿Por qué hemos llegado a este punto tan desequilibrado?. Si seguimos en la analogía del equilibrista deberíamos presuponer que, como especie humana, no hemos tenido una visión clara de las cosas, nos ha faltado perspectiva y sobrado ignorancia, los pasos que vamos dando son cada vez más precipitados y el miedo a la caída nos está invadiendo y no parece que los esfuerzos por reequilibrarnos sean muy fructíferos que digamos. Luego, ¿qué podemos de esperar?....

¿Por qué no hemos visto con claridad nuestra dirección y rectificado los desequilibrios en anteriores momentos más propicios para conseguirlo?. ¿Por qué no hemos hecho los suficientes y necesarios esfuerzos para no caer?. ¿Tenemos acaso capacidad para prevenir estas alteraciones del equilibrio?. En todo caso, ¿tenemos capacidad para corregirlas cuando se producen?. ¿Son debidas a nuestra intervención directa sobre el entorno, son consecuencia de causas ajenas a nosotros, o combinación de múltiples factores?... ¡Estas son las preguntas del millón!...
 


EL DESEQUILIBRIO FATAL

Responder las anteriores preguntas supondría una pretensión inaudita por mi parte, pues carezco de la información y el conocimiento necesario y suficiente para tales respuestas, incluso suponiendo que estuviera en tal alto estrado dudo mucho que aún así fuera posible. No obstante, se nos ha otorgado el don de pensar y por tanto especular, observar en el espejo, de lo que nos rodea, por tener referencias que nos pudieran orientar, asumiendo, eso si, posibles errores de interpretación, que sin duda los habrá.

El ejercicio de pensar es libre para todos, la pretensión de imponerlo, por quien sea y de la forma que sea, es un atentado y un intento de dominio hacia los demás, por determinados intereses de alguien o de algún grupo...

Los medios de comunicación (no se si de información o de manipulación) nos están bombardeando en los últimos años con noticias cada vez más alarmantes sobre el cambio climático a la vez que conjeturan sobre si es debido a la intervención humana o a variaciones naturales en el clima de la tierra, aún desconocidas por la ciencia, más bien, creo yo, para dividir la opinión y no llegar a acuerdos.

El caso es que, de “algún modo”, hacen recaer sobre la población un sentimiento de culpa, que no de responsabilidad colectiva y compartida, sobre la polución desmedida que hacemos los ciudadanos de a pie con nuestro ambiente: coches, desechos, habito de fumar, consumo abusivo de agua y energía eléctrica, etc. Casi nunca se da información suficiente, se legisla eficientemente, se realizan políticas educativas adecuadas o se hacen campañas preventivas en contra de las actividades desmedidas que perturban el medio por las grandes industrias, las petroleras, las multinacionales, los gobiernos... De este modo al ciudadano de a pie, se le viene encima la mierda por todos los sitios, aliñada con el sentimiento de que somos prácticamente nosotros los responsables de tanta inmundicia, por nuestra mala educación, por no hacer caso de los “consejos” que las autoridades nos dan, en definitiva por nuestra falta de control y desobediencia de las normas.

¿Qué pensar ante esta situación actual?, pues hace unos pocos años (¿20 años?) casi nadie decía nada sobre todo esto, los medios comunicativos estaban prácticamente mudos y sordos, solo algunos estrambóticos ecologistas pretendían alterar el orden establecido con sus irresponsables denuncias y manifiestos. No hace falta más que un pequeño ejercicio de memoria para recordar... ¿Por qué ahora y no antes, cuando hubiera sido algo más oportuno empezar a tomar medidas?. ¿No sabían los poseedores de información privilegiada lo que se avecinaba?. ¿Quizás les interesaba callar entonces?. ¿Quizás ahora ya no puedan ocultar lo que es evidente y por eso se hacen campañas de mentalización para que nos vayamos preparando?...

Quiero hacer un ejercicio de recopilación visual de algunos hechos comprobados y evidentes y una posterior reflexión de nuestras actitudes sobre ellos:


Grandes agujeros en al capa de ozono:


Aumento alarmante del efecto invernadero:
 
Grandes sequías y aumento de las zonas desérticas:



Grandes inundaciones, huracanes, gota fría, etc:




Deshielo de las zonas polares y glaciares:


Aumento del nivel del mar y retroceso de las costas:



Funestas variaciones en las corrientes oceánicas termorreguladoras (Efecto del Niño):




Aumento de huracanes, ciclones, tornados, etc.:




Incremento de actividad sísmica, terremotos, volcanes, tsunamis:



Estos son los hechos más destacados que vienen sucediendo en la naturaleza de nuestra tierra y de los que parece no se ha sabido o querido responder adecuadamente en su momento por aquellos poderes fácticos, que debido a su poder, conocimientos e influencias, podrían haber elaborado planes efectivos para remediarlo o al menos paliarlo hace ya tiempo.


A continuación destaco otros hechos de los que si sabemos con certeza que el hombre es directamente responsable, sobre todo “algunos hombres”, y que parece pueden tener, al menos, cierta relación de interdependencia con los anteriores:


- Invención de la bomba atómica y las múltiples explosiones realizadas. Solo los expertos en el tema (científicos, agencias, gobiernos) tienen la posibilidad de saber sus verdaderos efectos sobre nuestra tierra. Los ciudadanos corrientes tenemos pocas posibilidades de saber algo cierto sobre tema tan escabroso, pero que sin duda repercute sobre todos nosotros y nuestra tierra y no precisamente para bien.


- La industria química y petro-química que ha creado y crea ingentes cantidades de moléculas para el consumo (plásticos y derivados) que no están integradas en los ciclos naturales, por tanto al no ser biodegradables tardan mucho tiempo en descomponerse, contaminando así el ambiente.


- La industria petrolífera y sus anejas consumidoras (automóviles, aviones, todo tipo de vehículos y centrales termoelectricas), son elementos altamente contaminantes que arrojan millones de toneladas de CO2 directamente a la atmósfera, aumentando el efecto invernadero. Ahora nos dicen, en algunas informaciones científicas que andan por ahí, que los pedos de los muchos millones de rumiantes que hay en el planeta (¿se han contado los pedos?), descargan enormes emisiones contaminantes de CO2, a parte de ser mal olientes, y para distribuir responsabilidades en eso de los pedos: Por aquí huele mal, ¿quién se habrá peido?...


- Los propelentes químicos y la industria frigorífica ha utilizado hasta hace poco los CFC, que son compuestos derivados de los hidrocarburos (Cloro-Fluorados del Carbono) y que tienen la habilidad química de engullirse literalmente a las moléculas de ozono de esa capa que nos protege de las radiaciones ultravioletas del sol. ¿Habrá por ahí algunas otras voraces moléculas?. ¡De momento a ponerse cremitas y poquito sol!...


- Aumento exponencial del consumo en todos los ordenes y por tanto de sus desechos. Ahí están los escaparates de las pantallas de televisión de todo el mundo llamándonos a consumir durante todo el día y la noche. De hecho nos engañan con las películas y programas diversos que son los reclamos para que veamos los anuncios de consumo. En realidad la programación (para programarnos a nosotros) es de los cada vez más abundantes y sofisticados anuncios. Solo tenemos que mirar los tipos de anuncios y los momentos en que se emiten en relación a los espectadores que se espera que los estén mirando. ¡Todo está estudiado por esos maravillosos gurús del marketing!.


- Comercio de armas, que precisa un amplio mercado de guerras, guerritas y guerrillas y también de terrorismo nacional e internacional, ¿para que?.... Para destruir, aterrorizar, conquistar recursos y explotarlos y desolar tierras y seres humanos. Su objetivo, de hecho, es explotar la tierra, en sentido literal, y aterrorizar. ¡Mejor no hacer más comentarios!....


- Sobreexplotación de los recursos naturales y arrasamiento de bastas zonas forestales de bosque y selva de nuestro ya esquilmado planeta y, claro está, sus consecuencias de destrucción de ecosistemas, especies animales y vegetales. ¡Es un tierno toque de verdor en el ramillete que estamos confeccionando!...


- La industria alimenticia cada día más pujante, con la super-producción de alimentos (solo para los riquillos del primer mundo), que precisa de su control en todos los ordenes y ahora también con el control genético creador de nuevas especies transgénicas que garanticen a sus propietarios los royalties por “derechos de autor”. ¡Vaya platos que nos están preparando!. ¡Que aproveche!...


- Aumento exponencial de la población mundial y movimientos migratorios entre países pobres y ricos, dadas las “buenas condiciones de vida” que hay en el tercer mundo y sus consecuencias desestabilizadoras primero para sus habitantes y luego para todos los demás. Pero esto se soluciona con “políticas tapón” y no con eficaces y reales políticas de redistribución solidaria de los bienes, ¡para eso están las ONG’s!, y ya algunas están aprendiendo deprisa a redistribuir los bienes en sus bolsillos y en el de sus amiguetes...


Esto es un pequeño ramillete con las “flores” más destacadas que hemos sembrado en nuestro jardín terrestre. Yo diría que más bien han sido “algunos”, los que han podido y han tenido los medios para hacerlo, pues los ciudadanos de a pie no tenemos tanto poder ni recursos para crear tan enormes y atroces disparates.


Sin embargo, nuestros pecados son el haberlo consentido en silencio, obedeciendo sus consignas a ciegas, como borregos, salvo algunos “revoltosos”, que siempre los hay, pero que son fáciles de acallar con el tiempo. Por no haber tomado conciencia y responsabilidad por miedo o por ignorancia conveniente. Hemos pecado por omisión, por dejar hacer, a los que hemos decidido, entre todos, que hagan lo que les venga en gana. Por falta de asumir nuestra propia responsabilidad personal frente al mundo y dejarla en manos de “otros”, porque nos interesa suponer que son más aptos y capacitados, pero echemos una mirada a nuestro globo y veremos los ineptos ejemplares que nos dirigen, manipulan y engordan a nuestra cuenta. Pensamos que la democracia y sus huestes políticas son una defensa eficaz y la garantía de una “vida democráticamente feliz”, y nos tragamos, sin darnos cuenta, como esos políticos son manipulados por los poderes fácticos, verdaderamente dictatoriales, que los utilizan como títeres con los que distraernos, mientras ellos hacen y sobre todo deshacen.


Cuando los seres humanos cierran sus ojos y sus oídos, y ponen su vida a disposición de los líderes de turno que les hipnotizan con sus falsas arengas y promesas, permiten que el error y el horror crezcan sin medida ni control, hasta explotar frente a sus asombrados ojos y apestar de hedor delante de sus narices. Ocurrió el horror con el nazismo, el pueblo amedrentado les subió, para que les “solucionaran sus problemas”, y luego taparon sus oídos y cerraron sus ojos y cuando ya estaban arriba, se los comieron a todos. Ahora nos pasará algo parecido con los “señores del poder”. Si no sabemos defendernos de los virus, nos infectarán y posiblemente ya estamos con las defensas bajas y sobreinfectados. Son nuestras aptitudes las que nos hacen también responsables de la mierda que nos han echado y de la que nos seguirán echando...


¿Qué podemos hacer entonces, si siempre estamos esperando que las soluciones nos vengan desde fuera de nosotros?...


Lo único personalmente posible, lo único verdaderamente real es asumir nuestra propia responsabilidad como individuos, obrando en consecuencia según la conciencia nos indique, pero al menos intentar no engañarnos a nosotros mismos pasándoles la “bola” a los otros, para que se encarguen de nuestras soluciones, porque con toda seguridad se encargaran de dar buena cuenta de ello.


Nuestra responsabilidad es como una “patata caliente” la lanzamos al que tenemos mas cerca y ese a su vez a otros y nadie se queda con su propia patata. Los padres culpan a los hijos, estos a los padres; las parejas a sus respectivos, los empleados a sus compañeros o jefes, éstos a sus empleados; los ciudadanos a los políticos, los políticos de un partido a los de otro partido, no al ciudadano por que le da los votos y hay que “mimarlo” (engañarlo). En fin, así hasta llegar a los que están esperando recoger las patatas que les llegan a sus manos en una cadena automática, sin hacer nada y entonces realizan su propio negocio con todas las “papas” de nuestras responsabilidades personales: nos manejan en su conveniencia y exprimen nuestro sudor a cambio de engañarnos y hacernos creer, porque nos interesa, que todo va bien, que ellos se encargan de “solucionar los problemas”. ¡Son los señores del poder!, nosotros se lo hemos otorgado...


Pero tampoco debemos sentirnos culpables de todo, ni atemorizados por tanta responsabilidad ajena, cada uno tiene la que le corresponde y nada más. Abrumarnos con responsabilidades que sobrepasan nuestras capacidades es una estrategia más del poder fáctico para hacernos sentir culpables, debilitarnos, y por tanto manejarnos a su antojo. Fijémonos sino en como se han promovido esos sentimientos constantemente para crear impotencia y luego atenazarnos y controlarnos. Observemos esta técnica parodiada en la ridícula dramatización de esos predicadores que llaman al arrepentimiento de los pecadores por tanta iniquidad cometida.


Precisamos urgentemente obedecer a nuestra propia verdad interior y no las “verdades” que nos predican desde tantos púlpitos, en nombre del único dios y de su religión verdadera (¿cuántas hay verdaderas a la vez?), en nombre de la política, en nombre de la democracia, en nombre del líder de turno, en nombre de la patria, en nombre de la ciencia, en nombre de la moral y las buenas costumbres, en nombre de tantos y tantos dioses que nos hemos ido creando, adorando y sometiéndonos como esclavos impotentes entregados a nuestra inmolación...


Este es un mundo cambiante, donde nada permanece para siempre, como ya nos dijera Heráclito. Cuando queremos vivir exclusivamente en su movediza superficie, cuando creemos que esa superficie es la única realidad posible y disponemos nuestra corta vida en función de ello, vemos como por aquí y por allá las cosas aparecen y luego son engullidas y eso nos produce gran angustia y miedo. Entonces buscamos desesperadamente asideros para sujetarnos donde sea y como sea, y cuando creemos encontrar una “sólida roca” donde apoyarnos descubrimos, con el tiempo, que también es engullida y desaparece como todo lo demás. El mundo de las formas es así, cambiante y efímero, lo que permanece no está en la superficie y nadie de aquí afuera nos lo puede dar ni garantizar y quien así pretenda convencernos solo nos estará engañando una y otra vez más. Lo permanente solo está dentro de nosotros mismos y si no encontramos ese “punto de fijación” en lo interior perderemos el equilibrio y el movimiento externo nos barrerá...


Gritemos en nuestro interior para despertar a nuestro único Dios verdadero, el Dios que siempre va con nosotros, el que nos hará verdaderamente libres en nosotros mismos, sin referencias ajenas. No esperemos nunca que nos den la libertad, la felicidad, la belleza, el amor, esos, que son los verdaderos valores, no se pueden comerciar, no vienen envasados en tarros, nadie es propietario de ellos, nadie nos los puede conceder, son los valores del espíritu y solo de él emanan, por tanto están dentro de nosotros. No busquemos más hacia fuera, no caigamos en la locura de esperar que alguien nos lo vaya a dar o vender. Sumerjámonos en nuestro interior donde pacientemente nos espera nuestro propio espíritu, nuestro Dios verdadero...


Quiero terminar recordando los últimos versos del retrato que hiciera de sí Antonio Machado, mi poeta preferido, mi poeta del alma:



Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.


Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.


Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.


Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


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Nota al margen: Cuando uno piensa en estas cosas suele quedar un cierto sabor amargo y nuestro animo algo compungido. Tenemos que reconquistar la sonrisa que nos anime y permita respirar más limpio. ¡Sonriamos con nuestras tonterías!...

jueves, abril 12, 2007

EL JUEGO DE LA VIDA

En muchas ocasiones la vida se nos presenta como un juego, sobre todo en aquellas en las que el azar, la casualidad o el accidente intervienen de un modo dramático, alterando nuestros pretendidos proyectos y planes al “tirarlos por la borda” en un abrir y cerrar de ojos.

El ser humano reacciona ante estos hechos de muy distintas maneras, pero lo que ahora me interesa considerar es el por qué y el para qué de estas jugadas, de donde vienen y cual pudiera ser su objetivo, si es que acaso lo tuviera. No obstante, los hechos nos dicen que se presentan siempre en nuestras vidas acontecimientos, que aparentemente son fortuitos, que la reorientan y dirigen en una dirección que se escapa a nuestro supuesto “control y entendimiento”. En este sentido quiero reflexionar, y para ello voy a considerar los juegos de azar que tanto apasionan a los humanos. ¡Digo yo que por algo será!...

En mi caso particular cuando la vida me ha zarandeado con brusquedad, que han sido unas pocas veces, mi mente se desestabiliza, se desorienta y mi corazón se vuelve arrítmico, la motivación vital parece irse “al carajo” y entonces busco en el juego de las cartas un espacio de ausencia de mi mismo, le doy de comer a mi “mollera” y busco la forma de resolver los azarosos problemas combinatorios que me presentan las cartas, simplemente para distraerme y no pensar en otra cosa. Sin embargo la aparente escapatoria del juego, como distracción, no te desliga de tus problemas sin resolver y entonces las cartas se hacen mágicas y empiezan a “hablarte por su cuenta”.

¡Pretendo, si no es mucha pretensión, entender y explicar lo que me han estado diciendo las cartas durante algún tiempo, con su simbólico y críptico lenguaje desde otro lugar distinto del mundo de las palabras!

Los misterios del juego de azar

¿Tienen las cartas algún misterioso poder revelador de nuestra psique profunda?. ¿Por qué la gente acude a “echarse las cartas” en los momentos difíciles de sus vidas?. ¿Por qué algunas personas se hacen ludópatas, generalmente cuando sufren problemas emocionales graves?. ¿Reflejan las cartas los ensombrecidos aspectos de nuestro mundo interior?, o más bien ¿son objetos pasivos sobre los que nuestra mente inconsciente proyecta aquello que no es capaz o no quiere aceptar a nivel consciente?. 

De cualquier forma las cartas nos subyugan de un modo u otro, bien por el juego en si mismo o bien por lo que nosotros podamos proyectar sobre ellas. Parecen tener un aspecto cuasi mágico, revelador y pudiera ser que también profético. Pero la salsa que más nos gusta saborear es su condición azarosa y el reto que ello nos supone por vencerlo, sea resolviendo la combinación surgida, sea apostando al acierto y también arriesgándose al desacierto, sea esperando la respuesta reconfortante de la echadora de cartas. En cualquier caso esperamos y deseamos “descartar” el imprevisible fantasma del azar que tanto nos atormenta, confunde y amedrenta...

La pregunta más inmediata que surge entonces, gira en torno a ese desconocido y siempre escurridizo AZAR...

¿Qué es el azar?, ¿existe el azar?, ¿podemos controlarlo de alguna manera, o simplemente aceptarlo y seguir jugando?. ¿A que obedece el azar, si es que pudiera obedecer a algo, pues parece que su propia esencia no obedece a nada ni a nadie?


Sobre este tema han habido, hay y habrá muchos enfrentamientos y siempre polémica, nunca acuerdos, ni síntesis, ni puntos intermedios, pues pone sobre “el tapete de juego” el cuestionamiento de un problema existencial de gravedad: la existencia o la no existencia de la libertad del ser humano, de su libre albedrío o de su predestinación.

Para muestra hay muchos botones, en frases y expresiones comunes que utilizamos corrientemente y que son el compendio de experiencias vividas por la gente:

- ¡La vida es un juego!.
- El destino no hay quien lo cambie.
- ¡Vaya jugada que le hizo la vida!.
- Cada uno es dueño de su propio destino.
- Afortunado en el juego, desgraciado en amores.


También grandes pensadores han tratado tema tan escabroso y sus posturas, como siempre, suelen enfrentarse. La cita más famosa, por divulgada, es la de Albert Einstein:

“Estoy convencido de que Dios no juega a los dados”

Con esta frase quería señalar que no existen los fenómenos aleatorios propugnados por la física cuántica, pues todo debe seguir unas reglas.

Ante ésta afirmación de Einstein, Niels Bohr, seguidor de la corriente aleatoria de la física cuántica, le responde:

“Deja de decir a Dios lo que tiene que hacer con el dichoso dado”

Concluiremos estas entradillas ilustrativas con una enjundiosa cita al respecto de Terry Pratchett, famoso escritor británico de ciencia ficción:

"Dios no juega a los dados con el universo. Juega a un juego inefable de su propia invención que podría ser comparado, desde la perspectiva de los demás jugadores (es decir, todo el mundo), con estar en una oscura y compleja variante del poker en una habitación oscura, con cartas en blanco, con apuestas infinitas y con un croupier que no te quiere explicar las reglas y que sonríe todo el tiempo"

Carta Blanca

Casi todo el mundo conoce o ha oído hablar del solitario de cartas llamado “Carta blanca”, viene incluido siempre con los juegos de Windows en todas sus versiones. Existen muchos solitarios de cartas, pero en esencia la estrategia de juego, para todos ellos, consiste en partir de un desorden aleatorio inicial y conseguir disponer las cartas según su orden jerárquico establecido. Sin embargo, quiero centrarme en el juego de Carta blanca porque me parece el más elocuente en sus analogías con la Vida.

El objetivo de Carta blanca consiste en mover todas las cartas en su orden jerárquico a las cuatro posiciones de inicio en la zona superior derecha, utilizando para ello las cuatro posiciones en blanco (cartas blancas, de ahí su nombre), en la zona superior izquierda, como lugares comodines que permitan el movimiento de las cartas. Al iniciarse el juego, las cartas de la baraja se reparten aleatoriamente, vueltas hacia arriba, en ocho columnas dentro del área de juego. Para ganar se debe organizar los cuatro mazos de cartas en las posiciones de inicio, una para cada palo, colocadas en orden jerárquico, de menor (as) a mayor (rey).

Aunque se considera que es posible ganar en todos los juegos, no se ha podido demostrar tal extremo. Al comenzar un juego el orden dado es aleatorio, azaroso, podríamos decir que, aparentemente, las cartas están desordenadas. Al final, si hemos realizado el juego, las cartas estarán colocadas en su orden jerárquico establecido. ¡Hemos ganado la partida!

Al jugar con las cartas, la mente concreta, la que usamos para solucionar los problemas inmediatos, se pone a toda maquina y parece inundarnos el cerebro con nuestra intensa atención a la jugada. Pero las dimensiones de la mente van más allá de lo concreto, y en sus subterráneos circulan corrientes desconocidas por el consciente, que no por ello dejan de actuar. Por eso, parece que, cuanto más me concentro en el juego, más actúan esas corrientes subterráneas, las riendas del consciente están sumamente ocupadas en su juego y no intervienen para nada en impedir su fluir oculto y sumergido. ¡Entonces es cuando brotan hacia fuera!, surgen analogías con lo que estas haciendo, pero no se oponen a ello, lo utilizan para enviarnos información a un nivel esencial. ¡Las cartas se hacen mágicas y empiezan a susurrarte al oído!. ¡Escuchemos lo que dicen!...

Lo que me susurran las cartas

“Comparemos una jugada con nuestra vida. Comparemos el desorden inicial con los problemas a resolver con los que nos iremos encontrando en el transcurso de esa vida. Comparemos cada movimiento de cartas que hagamos como un intento de solución de un problema en nuestra vida, que tenemos que solucionar. Comparemos los espacios en blanco, que nos permiten movernos con las cartas, con las posibilidades que nos ofrece la vida, y no abusemos de sus márgenes si no nos queremos quedar ahogados. Comparemos las secuencias de cartas ya ordenadas, que nos pueden venir dadas dentro del reparto inicial, como oportunidades ventajosas que nos brinda la vida y aprovechémoslas. Comparemos los conjuntos de cartas que vamos ordenando con las experiencias y aprendizajes que vamos adquiriendo y que nos facilitan ordenar con más facilidad el resto de lo que nos queda. Comparemos los conjuntos más desordenados de cartas que nos encontramos, con retos importantes en la vida que seguramente nos atascan y perturban durante un tiempo largo, hasta conseguir salir de ese atasco, o simplemente nos cierran la salida y no podemos concluir satisfactoriamente el juego: ¡Hemos perdido!...

Pero no todo está perdido, siempre existe la posibilidad de reiniciar la jugada con lo ya aprendido o sencillamente comenzar una nueva jugada.

Parece que la esencia del juego, de la vida, consiste en reconducir las cartas, los acontecimientos, hacia un orden establecido previamente, cuanto más te vas acercando a ese orden más fácil resulta ordenar lo que falta, pues el propio orden, que se va estableciendo, te facilita ordenar lo que te va quedando aún desordenado.

¿Entonces el aparente desorden inicial a qué obedece?. ¿Existe un desorden inicial dado por el azar?, o ¿ese desorden azaroso es sencillamente una falta de perspectiva, una condición inicial dada por nuestra limitación y contingencia por el riesgo que elegimos asumir al comenzar una jugada?

Si el azar fuera una entelequia, una irrealidad creada por nuestras cortas mentes humanas, entonces de alguna manera desconocida, todo está determinado según un “orden ya preestablecido, incluido el reparto inicial de las cartas”.

Si el azar existiera, entonces podría ser, en teoría, “más fácil” explicar la capacidad de elegir de nuestra mente que se autoimpone un modo de configurar el mundo acomodándolo a su forma de percibir las cosas, según el orden que subyace a su propia estructura, y entonces el orden aparente sería la entelequia y lo real el desorden, el caos. Aunque ante esta posibilidad me surgen inevitablemente ciertas preguntas: ¿Cómo es posible que del desorden salga el orden?, ¿cómo es posible que donde no hay salga algo?, ¿cómo es posible que lo imprevisible produzca en nosotros, al menos, cierta capacidad de previsión y en todo caso para qué, si todo es imprevisible, azaroso?

¿Con que nos quedamos, con el orden o con el desorden?...

Yo me inclino por el orden preestablecido (no el establecido por los humanos), por el orden oculto (porque no se deja ver), por el orden implicado que diría el físico David Bohm. Eso me han susurrado las cartas en su dialogo combinatorio...

También me han dicho que el aparente desorden es necesario para poder aprender y experimentar el Orden Superior que todo lo engloba y para eso la vida siempre nos ofrece suficientes oportunidades. Cada uno de nosotros somos una carta relativamente consciente que jugamos nuestro propio juego dentro de un juego mayor del que no tenemos ni idea, o si la tenemos es muy cortita, y del que somos una carta más en la Gran Jugada. Dentro de nuestro propio juego disponemos de un cierto margen de libertad, de un espacio-tiempo para movernos dentro de unos límites que nos permitan ir aprendiendo de ese Orden Mayor que es la fuente y el destino final de la Vida”.

Hay muchas más cosas, de orden menor, que me han susurrado las cartas, pero creo haber pronunciado en voz alta las más esenciales. Así pues, terminaré ya este “juego de cartas” con una frase del gran filósofo alemán Arthur Schopenhauer:

“El destino mezcla las cartas, y nosotros jugamos”

domingo, marzo 18, 2007

“COINCIDENCIA” ALARMANTE

“El Chip Prodigioso”


El otro día recibí en mi correo una presentación que hablaba sobre un bio-chip que se implanta en la mano derecha y por medio de él se puede realizar prácticamente “todo”. Claro está que ese “todo” hace referencia en primer lugar a las transacciones económicas, a su “control seguro” y a su disponibilidad inmediata en cualquier momento y lugar, si es que tienes disponibilidad económica, ¡pelas en el banco!, Si no “es tontería”...
En segundo lugar, y más importante, el chip controla tu identidad, ¡solamente una fichita de datos!..., y tu ubicación en la geografía de este planeta, gracias a esos incansables e insaciables satélites (Global-Position-Sistem), que todo lo ven y lo escuchan. Pero no hemos de preocuparnos, lo hacen por nuestra “seguridad”, ¡nadie intenta controlar nuestra intimidad!. ¡Podemos dormir tranquilos!... ¡Sin embargo últimamente tengo pesadillas!. ¿Por qué será?...
Unos cuantos días atrás estuve reflexionando e investigando sobre la bestia apocalíptica y sus señales y escribí un articulo al respecto: ¡Soplan malos tiempos!. En él venía a concluir que la señal de la bestia (de los poderes fácticos de este mundo), estaba simbolizada en la frente y en la mano derecha, porque eran los lugares corporales más indicativos del pensar y del obrar:

“y (la bestia) hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha y en la frente”. Apocalipsis 13:16

Entiendo que este texto viene a significar esencialmente lo siguiente:

“Pensad (en la frente) y haced (con la mano) lo que nosotros (los poderosos de este mundo) os digamos”.

Lo que me dejó perplejo y algo desconcertado fue el comprobar que el “Mercado” ofertaba, y producía en grandes cantidades, una “marca” (de marcar y de marca comercial) que se hacía físicamente en dos lugares estratégicos del cuerpo: o bien en el cuero cabelludo (cabeza, frente) o en la mano derecha.

Y ¿por qué en estos dos lugares en concreto?, ¡Hombre, según las investigaciones científicas, son los lugares más idóneos para no alterar ni perturbar el normal estado físico de las personas!. ¡Ah ya!....

Pero y ¿por qué en la mano derecha y no en la izquierda, que parecen ser iguales anatómicamente, aunque sean simétricas?, ¡Hombre, el brazo y la mano izquierda están en el lado del corazón y no se pueden correr riesgos que puedan afectar a personas con padecimientos cardiacos! !. ¡Ah ya!....

¡Con estas explicaciones uno se queda casi tranquilo!... Pero ¿por qué se da esa “coincidencia” tan exacta con la cita del Apocalipsis?... 

¡Tu mismo lo has dicho, es una mera coincidencia, una casualidad!, Además ¿qué tienen que ver esas trasnochadas y oscuras frases apocalípticas con los altos logros conseguidos por la ciencia y la tecnología? ¿Qué relación existe entre una y otra cosa?, Eso es como ¡comparar a Dios con el Diablo!.

¡Es verdad, no había caído!...

El caso es que... Dios y el Diablo si que están relacionados y mucho, aunque parezcan ser totalmente opuestos... 

Además creo, mejor dicho estoy convencido, que la casualidad, el azar, las coincidencias, o como queramos llamarlo, son un nominalismo, una mera etiqueta para colocársela a lo que no sabemos, o no conocemos o no podemos conocer, es decir son las palabras emblemáticas que delatan nuestra ignorancia y por ello nos arrastran a la confusión, pues al colgar esas etiquetas nos quedamos tranquilos, endosamos todo eso del azar y la casualidad en el cajón de las “cosas conocidas y controlables” y ¡todos contentos!. Es más, si trabajamos matemáticamente con las leyes del azar podemos realizar grandes cosas, sobre todo previsiones, ¡de esto saben mucho las compañías de seguros! y ¡otras!...

Pero aún así se nos escapan ciertas singularidades, ciertas infrecuencias que nos desconciertan, que nos da “un capón en nuestra mollera” de ignorantes, pero en vez de situarnos en la humildad y sentir nuestras limitaciones para intentar ver cual pudiera ser su significado existencial, nos hacemos orgullosos de nuestros “conocimientos” al decir que “la excepción confirma nuestra regla”, “que un caso no es significativo”, excluyendo de este modo la excepción, como las compañías de seguros excluyen convenientemente a los que se apartan de sus varemos estadísticamente establecidos.

¡Que forma de tapar los agujeros del traje para que no se nos vea el culo!...

¡Yo, sin embargo, afirmo, porque así lo creo, que la casualidad no existe!. ¡Solo existe nuestra ignorancia, nuestra ceguera, las ataduras de nuestro orgullo y de nuestros insignificantes intereses que, movidos por el miedo inducido al imprevisible futuro, nos paralizan, nos secuestran!...

Por eso las casualidades, las singularidades, las quiero considerar como muy significativas, por que nos pueden indicar realidades que de otro modo no tendríamos en cuenta, al descartarlas sin más. Más significativo aún, es cuando esas “casualidades” se “alían” en el tiempo con el devenir de ciertos acontecimientos inquietantes, por no decir alarmantes. Es como si la casualidad nos estuviera propinando “un fuerte capón” en nuestra incrédula y dura mollera para despertarnos a una realidad que se nos está escapando delante de nuestros ojos, ya cortos de vista por mirar solamente lo que nos ponen delante de las narices.

Para mí, cuando una “casualidad” se hace significativa, en un momento especial, en un tiempo concreto, deja de ser una “mera casualidad”. Esa “casualidad” me está indicando algo, se convierte en una señal indicativa, como si fuera la señal indicadora de una carretera que me está previniendo de un inminente riesgo futuro por el que he de pasar inevitablemente y me aconseja sobre una conducta a seguir: disminuir la velocidad, tener precaución, etc.

Si no hago caso de las señales, si no las miro o si no las veo, corro un alto riesgo y luego no podré evitar sus consecuencias, cuando estas se me vengan encima...

Si, teniendo poder, me cabreo con esas señales y las suprimo a la fuerza para que no importunen en el camino que me he trazado y no alteren a los demás, pues no conviene a mi estrategia, mi fanatismo impositivo me hará responsable de las consecuencias que se deriven para mí y sobre todo para los demás a los que privé de la posibilidad de ser avisados...

Si admito y comprendo las señales, obrando en consecuencia, podré seguir en el camino con cierta garantía de éxito en su recorrido y quizás de alcanzar su destino final...

Las señales existen, solo es preciso verlas o quererlas ver, no están para nada, están para avisarnos de algo importante en nuestro camino.

La “coincidencia” entre el texto del Apocalipsis sobre la marca de la Bestia y el bio-chip que se implanta en la mano derecha, no es una “mera coincidencia” debida al “azar”, es una coincidencia altamente significativa en estos momentos que vivimos, en los tiempos que están corriendo y por ello debería ser considerada como una señal indicadora que nos sirva, al menos, para saber por donde vamos y a donde podemos llegar...
Yo así lo considero, y que cada uno saque sus propias conclusiones...
_____________________________________________

 A continuación se traslada la parte esencial de la presentación "pover point" sobre el bio-chip




domingo, marzo 04, 2007

¡SOPLAN MALOS TIEMPOS!

Los Últimos Tiempos y el Número de la Bestia del Apocalipsis 

 

¿A que viene este tema?


Hace unos días, hablando con unos amigos, comentábamos la cantidad desmedida de agresiones y violencias de todo tipo que se producen cada día en España y por extensión en el mundo entero. Los telediarios se han convertido en una crónica macabra de hechos, muchas veces espeluznantes, que terminan disipando su negra crónica con una “comedera de coco“ futbolística y de robóticas niñas anoréxicas enfundadas en estrambóticas y carísimas prendas, desviando así el balón y la mirada...

Solo nos queda el “consuelo” de la predicción atmosférica por saber si hará buen tiempo mañana, pero también se nos tiñe de tintes oscuros, y el hombre o la mujer del tiempo nos termina por despachar el telediario con alguna información alarmante sobre el cambio climático, tornados, huracanes, disminución de la capa de ozono, aumento de la temperatura global, deshielo de los casquetes polares, desertización, inundaciones, etc. ¡UHF!...

¡Es un verdadero problema terminar de comer sin haber llorado, gemido, exclamado y haber mandado a la .... a los “maguitos” de la política de turno, groseros (en el sentido de basto, ordinario y sin arte) y cada vez más ineptos al querernos hacer creer lo increíble con sus falaces verborreas!...

Comentando pues estas “perlas informativas” concluimos que si algún tiempo histórico se pudiera calificar de apocalíptico, sin duda era éste en el que vivimos. Esta calificación de apocalíptico, que usamos en el lenguaje corriente para referirnos a situaciones muy dramáticas y extremas, nos condujo por su mano hacia el apocalíptico final de unos tiempos poco esperanzadores en soluciones validas y muy abocados hacia su autodestrucción por el simple hecho de la inercia de los hechos irrevocables. Por concomitancia fuimos a desembocar en el Apocalipsis de San Juan y empezamos a hablar sobre la Bestia y su fatídico número 666.

Mis amigos me preguntaron que significado oculto y numerológico tenía el 666 y les hice saber mi ignorancia al respecto, pues lo único que conocía era lo que refería el texto bíblico. Pero que, puestos en lo puesto, me informaría sobre la cifra y su contexto escatológico. El resultado de estas pesquisas son los párrafos que siguen...

¿Como interpretar este texto bíblico?

La interpretación del pasaje del texto del Apocalipsis que hace referencia al surgimiento de la Bestia en los últimos tiempos, es algo siempre complejo y además muy subjetivo y relativo a quién lo haga y en el momento en que se haga. Las connotaciones religiosas y las creencias obran sin duda en un sentido especifico, determinado por esas creencias y por el momento histórico en que se vive.

En cualquier caso, hay determinados momentos históricos en que estos pasajes parecen cobrar más resonancia y repercusión en tiempos que finalizan, como son los finales de siglo y sobre todo en los finales de milenio, auspiciados en las creencias que se conocen como milenarismo, doctrina según la cual Cristo volverá para reinar sobre la Tierra, antes del último combate contra el Mal, la condenación de Satanás a perder toda su influencia para la eternidad y el Juicio Universal.

En los momentos presentes atravesamos, en parte, por estas resonancias doctrinarias debido al reciente pasado milenio que, unidas a las situaciones criticas que se padecen a nivel mundial, en todos los ordenes (económico, social, ecológico, etc.), establecen un ambiente enrarecido y de malos presagios con respecto al futuro inmediato, que además no parece ofrecer salidas satisfactorias, sino más bien puntos de ruptura y de no retorno, de crisis generalizadas y de situaciones catastróficas, que en lenguaje corriente las podríamos denominar como apocalípticas.

Aunque la palabra Apocalipsis significa etimológicamente “revelación”, de hecho ha pasado a significar “final y acabamiento del mundo”, por el sentido profético del contenido de sus textos, todo ello matizado con los tintes oscuros de la destrucción, el imperio del mal y un “juicio universal” que pende sobre nuestras cabezas y corazones, en definitiva sobre nuestras actitudes frente al mundo en el que vivimos. En este contexto actual, habría que hacer una interpretación del texto apocalíptico en una doble dirección.

La primera dirección de su interpretación ha de ser en función del tiempo en que fue escrito el Apocalipsis, hacia finales del siglo I, principios del II, cuando las persecuciones contra los cristianos se hicieron más cruentas. Los emperadores, exigían que sus estatuas fueran adoradas, cosa a la que los cristianos se negaban por sus creencias religiosas. Los Césares se auto-proclamaban “Rey de Reyes”, e “hijos de Dios”, títulos que los cristianos otorgaban exclusivamente a Jesucristo. Por tanto, para los cristianos de aquellas época, el Imperio romano y sus representantes los Emperadores constituían la fuente y el origen del mal.

La segunda dirección de su interpretación ha de dirigirse a la época actual en la que, como hemos dicho antes, se padece una crítica situación de orden mundial, con serios síntomas de acabamiento por sobreexplotación, agotamiento y degradación acumulada y acelerada de los sistemas sociales y naturales. En estas circunstancias los simbolismos apocalípticos parecen encontrar nuevos ecos.

Trataremos pues de analizar estas dos vías, viendo en que difieren y en que se complementan. Sabiendo que el texto es fundamentalmente simbólico y que fue escrito en un contexto histórico de persecución y terror contra los cristianos. Su carácter profético lo será, en principio, solo para quien así lo crea, pero nunca debería esgrimirse con la pretensión de afirmar un fin del mundo catastrofista e inminente, puesto que, cuando así se ha hecho, las predicciones que fueron establecidas fracasaron contundentemente. Lo único seguro que podemos afirmar sobre el futuro es que siempre es incierto.

Más bien, creo yo, deberíamos entender estos textos como un elemento de reflexión y reconducción de nuestras equivocadas actitudes y conductas frente nuestra madre tierra y a nuestros hermanos, todos los seres humanos de este planeta.

Antes de pasar a la interpretación del texto apocalíptico, convendría aclarar el significado de los valores numéricos a que se hace referencia en estos versículos:
Número
Significado
2
Se utiliza para dar solidez, para reforzar. Por ejemplo: dos testigos, dos cuernos.
3
Da énfasis a las cosas, indica lo perfecto.
6
Uno menos que el 7, que lo pleno. Cobra un significado de imperfección.
7
Plenitud, lo completo.
666
Tres veces seis, es decir la perfecta imperfección, la imperfección total.

 

Interpretación según el momento en que fue escrito el Apocalipsis.

13:11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Bíblicamente el cuerno es símbolo de autoridad. La Bestia tiene dos cuernos, es decir, se trata de alguien con suma autoridad, que parecía manso (cordero) pero sus palabras eran malignas (dragón). 

13:12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
La primera Bestia representaba, en aquella época, al Imperio Romano, es fácil entender que la segunda Bestia simbolizara un emperador de Roma, alguien de suma autoridad, que tenía la misión del Imperio de asegurar su poder territorial “haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia”. En este sentido puede llegarse a la cifra 666, el numero de la bestia, partiendo del nombre en latín del emperador romano Diocleciano o de la traducción al hebreo del nombre del Cesar Nerón, los dos perseguidores acérrimos de los cristianos.

13:13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
En este versículo se alerta contra las tentadoras seducciones de la idolatría, cosa que ya había sido advertida anteriormente:

En el Deuteronomio se ordena que si surge un profeta que propone señales o prodigios, y pide adorar a otros dioses, tal profeta no debe ser escuchado (Dt 13,2-4). Cristo mismo previene sobre la venida de falsos profetas (Mt 24,24). También en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, Pablo anticipa que la venida del “Impío” estará señalada por Satanás, con toda clase de milagros y prodigios, que acabarán por seducir a los que no han aceptado el amor de la verdad salvadora (2 Ts 2,9-10). 

Es evidente el paralelismo entre las citas anteriores y este versículo del Apocalipsis.

13:14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
El Espíritu de Dios era quien realizaba prodigios para infundir la fe en Cristo; la segunda Bestia imita al Espíritu, haciendo una parodia de El, para engañar a los hombres.

13:15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Los cristianos siempre rechazaron el culto al Imperio y al César. Aquí, la segunda bestia exterminaba a quienes, como los cristianos, no la adorasen. Esto nos sugiere de quien o quienes pudieran tratarse en aquella época: algún emperador romano que persiguió encarnizadamente a los cristianos. 

13:16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente.
La marca en la mano y en la frente hace pensar en que los adoradores de la bestia son señalados por sus actos (mano) y sus pensamientos (frente) y, en aquella época la señal inequívoca era si rendían o no culto al imperio. 

Más adelante (Apocalipsis 14,9), un ángel advertirá que quien se haga estas marcas, beberá el vino del furor de Dios. Igualmente, aparecerá una úlcera maligna sobre quienes se han hecho la marca (Apocalipsis 16,2). Y cuando la Bestia sea capturada, será arrojada viva, junto con los que se hicieron la marca, en el lago del fuego que arde con azufre (Apocalipsis 19,20). Sin duda, son simbolismos, pero resulta obvia la deplorable actitud de los que optan por seguir a la Bestia. 

Por el contrario, los que no adoraron a la Bestia, es decir, los que no obraron acordes con la Bestia, ni la aceptaron en su mente ni en su corazón, revivirán y reinarán con Cristo mil años (Apocalipsis 20,4). 

13:17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
El no llevar la marca de la Bestia, es decir el no realizar los actos de culto y adoración al emperador y al Imperio, era motivo de privación de las actividades cotidianas en el Imperio Romano, y peor aún, era motivo de privación de derechos los jurídicos y civiles. 

13:18 Aquí está la sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de un hombre. Y su número es 666.
En lugar de dar un nombre a la Bestia, Juan utiliza la cifra 666, y sugiere que hay que calcularla (el que tiene entendimiento, cuente). Para calcular el 666, existe gran cantidad de combinaciones. Una base de la que hay que partir de entrada, es el hecho de que en griego, en hebreo y en latín las letras del alfabeto tienen valor numérico, pues estas lenguas carecían de numerales. La opinión más aceptada entre los exegetas, es que Juan se refiere a Nerón, dado que su nombre en hebreo es NRWN QSR (Nerón César), puesto que en hebreo no se escriben vocales entre las consonantes (las vocales, no tienen valor numérico, y fueron adaptados varios siglos después de la escritura del Apocalipsis).

Los cálculos para encontrar el número de la Bestia.

Las equivalencias numéricas más significativas con la cifra de la Bestia, el 666, se evidencian en la siguiente tabla:

DISTINTOS CÁLCULOS NUMEROLÓGICOS PARA HALLAR LA CIFRA 666

Palabras

NRWN QSR (Nerón César), en hebreo. Lectura de derecha a izquierda

Suma
Letras

Nun:

N

Resh:

R

Waw:

W

Nun:

N

OP:

Q

Samekh:

S

Resh:

R


Valor

50

200

6

50

100

60

200


666

Palabras

DOCLXIANUS (Diocleciano). La u en latín se escribía como v

Suma
Letras

D

O

C

L

X

I

A

N

V

S


Valor

500

0

100

50

10

1

0

0

5

0


666

Palabras

DUX CLERI (Jefe del Clero), se refiere al Papa. La u en latín se escribía como v

Suma
Letras

D

V

X

C

L

E

R

I


Valor

500

5

10

100

50

0

0

1


666

Palabras

VICARIUS FILII DEI (Vicario del Hijo de Dios), título del Papa. La u en latín se escribía como v

Suma
Letras

V

I

C

A

R

I

V

S

F

I

L

I

I

D

E

I

Valor

5

1

100

0

0

1

5

0

0

1

50

1

1

500

0

1

666




Podemos observar por la tabla que, puestos a buscar algo, el ser humano acaba por encontrar aquello que busca, pero es sugerente que esos cálculos hagan recaer el 666 en dos emperadores romanos, perseguidores de los cristianos, cosa que parece obvia, y en la figura del Papa, supuestamente el representante de Cristo y guía de la cristiandad; pero que de hecho, sobre todo en determinadas épocas, paso a ser también perseguidor de verdaderos cristianos, aquellos que tenían puesta su fe en Cristo y en el Amor, situándose así en contra de la corrupción y los dictámenes oficiales de la Iglesia Católica. En todo caso, la Bestia o el Anticristo viene a simbolizar una fuerza humana perversa liderada por cierto personaje histórico que alcanza un gran poder y lo utiliza para anular el espíritu del Cristo y su mensaje de amor y perdón. 

Hay que considerar además que el 6 es un número usado para representar la imperfección, por quedar detrás del 7, que representa la plenitud. El hecho de repetir tres veces el 6, resulta superlativo, pues 3 es símbolo de perfección. Repetir tres veces un adjetivo equivale al máximo posible. Así, repetir tres veces el 6, 666, equivale a decir la “perfecta imperfección”, el “tres veces Imperfecto”, la “imperfección total”, de manera antitética al “tres veces Santo”, “Santo, santo, santo” que se usa para llevar al máximo la exaltación de la santidad de Dios, el “Todo Santo”.

Interpretación del mismo texto en el momento actual.

13:11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
El cuerno como símbolo de autoridad nos induce a pensar en personajes y/o instituciones de suma autoridad en el “orden mundial establecido”, que parecen obrar por el bien de la humanidad (corderos) pero en verdad sus intenciones son perversas (dragones). 

13:12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
Indica el poder omnímodo de esas "autoridad/des", que ejercen, de hecho, su influencia sobre todo el mundo y por ello el mundo les “adora”, es decir cumple con sus exigencias.

13:13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
Este versículo alerta contra las tentadoras seducciones de sus señales, que se apoyan en la sugestión que nos induce los prodigios realizados con su poder. 

13:14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Esas señales engañan a los hombres al hacerles creer que la “bestia del poder” es la única realidad posible (hacen una imagen para adorarla como único dios).

13:15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
De hecho aquellos que no aceptan y rechazan los cauces ofrecidos por el poder fáctico (el aliento de la bestia), son eliminados de una u otra forma: física, psicológica o socialmente. 

13:16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente.
Todos aquellos que rinden culto a la “bestia del poder” de hecho están marcados en su conciencia y voluntad, pensando como se les indica (marca de la frente) y obrando como se les ordena (marca de la mano derecha). 

13:17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Quien no lleva la marca de la Bestia, es decir quien no piense y obre conforme a los dictámenes de su poder, no podrá medrar en este mundo y esto en verdad es así. Aún más, la referencia explícita “nadie podrá comprar ni vender” nos señala claramente el campo de la economía y el comercio. Parece que hoy en día la marca de la bestia (666) se ha implantado dentro de las estructuras del poder económico, como veremos a continuación. Quizás algunos invoquen a la casualidad para zanjar este asunto, pero aún así, su simbolismo, reflejado prácticamente en todo el ámbito económico y comercial, no deja de ser muy significativo.

13:18 Aquí está la sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de un hombre. Y su número es 666.
No haremos ningún comentario interpretativo de este versículo, solo indicaremos algunos ejemplos en los que se encuentra esta cifra, sin necesidad alguna de elucubraciones numerológicas. Para ciertos estudiosos de este tema, el 666 se encuentra ya en todos los campos de la economía y la cultura que controlan nuestra sociedad. Estos son algunos ejemplos:

- El primer código del Banco Mundial, ya en 1984, era el 666.
- En USA existen nuevas tarjetas de crédito con el prefijo 666.
- Los sistemas de las computadoras Olivetti P.6060 usaban un sistema de procesamiento basado en los números 666.
- La división de ATF (División de Alcohol, Tabaco, y Armas de Fuego “Alcohol, Tobacco, and Firearms Division” o ATF) de la policía americana tiene un 666 en su placa.
- El departamento de impuestos de USA utiliza claves iniciadas con el 666 en sus clasificaciones de tipos fiscales.
- Los credenciales del servicio secreto de Carter llevaban el 666 en sus credenciales.
- La tarjeta de crédito Master Card empezó en 1980, usando los números 666.
- Los tanques construidos por la corporación Chrysler para el ejercito americano llevan el 666 en sus costados.
- Las tarjetas del servicio militar americanas llevan el 666.
- En los números de muchos teléfonos móviles está el 666, bien seguido o intercalado.
- El número 666 esta ampliamente extendido en la red. Un ejercicio interesante consiste en buscar en Google el número 666 y mirar el número de paginas encontradas, salen cientos de millones de páginas...
- Muchos grupos satánicos emplean el 666 como su emblema.

Pero el hallazgo más interesante lo encontró Mary Stewart, una gran estudiosa de este tema. Siguió la pista del 666 en todo lo que pudiese sugerir un peligro apocalíptico para la humanidad. Estudió fechas, calculó proporciones, computó equivalencias numéricas de nombres, conjeturó sobre las cantidades de armas... pero no terminaba de encontrar un 666 lo suficientemente evidente, aún así siguió buscando. Buscó, buscó y buscó, y como era de esperar, encontró. 

Sus libros “Cuando el dinero falla y El nuevo sistema monetario”, relatan su aventura tras la pista del Anticristo, al descubrir que en el código de barras, que controla ya la economía internacional, se ocultaba el número 666. El código de barras es un ingenioso sistema de clasificación informática, que se ha impuesto en la práctica totalidad de productos comerciales que podemos adquirir en todo el mundo. 

Desde una cajetilla de tabaco a una botella de licor, desde un libro a un paquete de caramelos... en todos los productos que adquiramos en el supermercado más cercano, encontraremos impreso ese conjunto de rayas y números llamado "código de barras". Pero si nos detenemos un instante con uno de esos códigos (podemos verificarlo tomando cualquier producto y viendo el código de barras que lleva impreso), observaremos que al principio del código hay una barra doble, un poquito más larga, que no tiene número debajo como las demás; justo en el medio del código hay otra igual, y hay una tercera idéntica al final del código. 

Pues bien, Mary Steward consiguió localizar la empresa de diseño informático que había diseñado el sistema y averiguó que cada una de esas barras dobles simboliza un 6, la clave sexagesimal que decodifica toda la información acumulada en el código. Es decir, que en cada uno de esos códigos de barras impresos en todos los productos comerciales de la sociedad contemporánea, se ocultan un 6, 6 y 6. O dicho de otra manera, la clave 666 controla ya la economía internacional.

Finalmente hay que añadir que toda la información recogida en los códigos de barras, marcados por el 666, es procesada en el colosal ordenador central de la Comunidad Económica Europea en Bruselas, conocido popularmente como "La Gran Bestia"...

Todos los datos anteriores, que se citan en este último versículo, han sido recogidos de distintas fuentes y pueden ser consultados e investigados por quien lo desee, sencillamente buscando en Google.

Ultimas investigaciones científicas sobre el número 666.

La información que sigue a continuación es un extracto sacado de la siguiente página web, en la que puede leerse todo su contenido: http://www.arqueologos.org/article.php3?id_article=154

“El uno de mayo de 2005 el diario inglés “The Independent” sacaba la noticia de que en un fragmento del papiro Oxyrhynchus, ha sido hallada una referencia al número de la bestia del Apocalipsis de Juan, como el 616, en vez del 666. La investigación habría corrido a cargo de un equipo de papirólogos expertos, que habrían usando nuevas técnicas fotográficas, consiguiendo descifrar la escritura original.

Este manuscrito se refiere al Papiro Oxyrhynchus 4499, el cual contiene 26 fragmentos de un códice que compone el libro del Apocalipsis de Juan. Y el fragmento en cuestión asigna como el número de la Bestia el 616. Se trata del fragmento más temprano hallado sobre el Apocalipsis de Juan. Hasta la fecha se sabía que la variante de 616 existía por autores como Irenaeus quien lo menciona, pero nunca se había hallado en un documento tan cercano a sus originales. “Hexakosiai deka hex” (616), puede leerse en la tercera línea de este fragmento.

En la Biblia de Jerusalén, en el capítulo 14 del Apocalipsis, hay una notas abajo que dicen que todas las letras en el alfabeto griego y hebreo tiene una numeración y un valor. Si se utiliza el 666, resulta “Cesar Nerón” (letras Hebreas). Pero si se utiliza el 616, resulta “Dios Cesar” (letras griegas), todo depende del código desde el cual se está transcribiendo. Los cristianos usaron la numerología para encubrir la identidad de las personas. 

Su original griego y no en hebreo, nos sugiere que la redacción más temprana del Apocalipsis de Juan debió haber contenido el número 616 aplicable al alfabeto griego para referirse al nombre concreto de una persona a quienes los cristianos de tiempos de Juan atacaban y denunciaban como enemigo. Si en griego la cifra 616 significa “Dios-Cesar”, este atributo esta ajustado al emperador “Gaius Caesar”, también llamado Calígula, quién quiso que se le adorase como a un dios. En griego “Gaius Caesar" arroja también el 616.

Es posible que los investigadores británicos estén en lo cierto y que originariamente la Bestia del Apocalipsis fuera el emperador Calígula y no Nerón. Sea uno u otro, lo cierto es que la Bestia hacía alusión a un Emperador de Roma del siglo I.”

Mis conclusiones personales


Sea cual sea el número de la Bestia (666 ó 616) al que hace referencia Juan en su Apocalipsis podemos establecer tres cosas con relativa seguridad:

1º- En la época de escribirse el Apocalipsis la Bestia se identificaba con un emperador romano del siglo primero que iba en contra del cristianismo y de sus representantes los cristianos. Podría haber sido Nerón, Diocleciano o Calígula, lo esencial en todo caso, es que era una figura que ejercía un gran poder y perseguía el espíritu revelado por Cristo y practicado por los primeros cristianos.

2º- En la época actual el numero que tradicionalmente señala a la Bestia es el 666, aunque este no fuera el original, pero los hechos indican que el simbolismo que aporta el número es lo esencial y no el número en si que lo represente. Por tanto la influencia simbólica gira en torno a este número, hasta tal punto que se ha introducido en prácticamente todos los ámbitos, como ya hemos visto. De este modo, el 666 representa y simboliza el poder pervertido y omnímodo de aquellos seres humanos que detentan y promueven este poder (antes los emperadores, ahora los grandes poderes fácticos), en contra de otros seres humanos que sufren sus consecuencias al transformarse de hecho en sus súbditos o en sus enemigos a los que hay que sacrificar en el altar de la “bestia del poder material”, en cualquier caso se opone directamente a elevación espiritual de los seres humanos.

3º- El espíritu perverso que simboliza este número ha existido siempre, bajo una forma u otra, pero esencialmente manifestado por detentar un poder totalmente controlador e impositivo que de hecho se ha adueñado del sentir y el obrar de la mayoría de los seres humanos tocados por su negativa influencia. El propio Cristo es tentado por este poder, que le daría todo lo que él quisiera si, postrándose ante él, le adorase.

En la época actual, la gente tiende a pensar que la figura diabólica de la bestia es un mito bíblico y por tanto no es real, que obedece a supersticiones religiosas o a la ignorancia de las gentes poco doctas. Por contra, la mayoría de la gente se afana en seguir los dictámenes y las consignas repetidas, hasta la saciedad, por los medios de comunicación, adhiriéndose a la opinión generalizada, pues salirse de ella supone, en principio, ser mal visto. Estas conductas, así dirigidas, se enfocan hacía el consumo desenfrenado, el deterioro de la naturaleza, el adormecimiento de la responsabilidad de nuestros actos y el trabajo esclavo, desmotivado y estresante, todo ello aliñado dentro del caldo de una vida sin sentido donde solo prevalece el miedo a salirse del sistema. ¿Qué puede ser esto sino las cualidades de la Bestia?...

La Bestia ha estado y está entre nosotros quizás hoy en día con más fuerza que nunca, pero aunque se hable de ella, en general la gente no se lo cree en el fondo, prefieren pensar que son “libres” dentro de su estrecha celda de prisión. Esperemos que algún día deje de manipularnos y se caiga nuestra venda de los ojos; pero para que eso llegue tenemos que irnos quitando cada uno de nosotros nuestra propia venda, saber que parte de esa gran Bestia se alberga en nuestro interior, que reside en nuestra naturaleza irracional e instintiva, y que si la alimentamos con el miedo a ser libres se impondrá desde fuera de nosotros para dominarnos y anularnos como seres libres, como los seres esencialmente espirituales que en verdad somos. ¡El miedo es el alimento de la Bestia!, no la demos más de comer o acabará comiéndonos a todos...