“El Chip Prodigioso”
El otro día recibí en mi correo una presentación que hablaba sobre un bio-chip que se implanta en la mano derecha y por medio de él se puede realizar prácticamente “todo”. Claro está que ese “todo” hace referencia en primer lugar a las transacciones económicas, a su “control seguro” y a su disponibilidad inmediata en cualquier momento y lugar, si es que tienes disponibilidad económica, ¡pelas en el banco!, Si no “es tontería”...
En segundo lugar, y más importante, el chip controla tu identidad, ¡solamente una fichita de datos!..., y tu ubicación en la geografía de este planeta, gracias a esos incansables e insaciables satélites (Global-Position-Sistem), que todo lo ven y lo escuchan. Pero no hemos de preocuparnos, lo hacen por nuestra “seguridad”, ¡nadie intenta controlar nuestra intimidad!. ¡Podemos dormir tranquilos!... ¡Sin embargo últimamente tengo pesadillas!. ¿Por qué será?...
Unos cuantos días atrás estuve reflexionando e investigando sobre la bestia apocalíptica y sus señales y escribí un articulo al respecto: ¡Soplan malos tiempos!. En él venía a concluir que la señal de la bestia (de los poderes fácticos de este mundo), estaba simbolizada en la frente y en la mano derecha, porque eran los lugares corporales más indicativos del pensar y del obrar:
“y (la bestia) hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha y en la frente”. Apocalipsis 13:16
Entiendo que este texto viene a significar esencialmente lo siguiente:
“Pensad (en la frente) y haced (con la mano) lo que nosotros (los poderosos de este mundo) os digamos”.
Lo que me dejó perplejo y algo desconcertado fue el comprobar que el “Mercado” ofertaba, y producía en grandes cantidades, una “marca” (de marcar y de marca comercial) que se hacía físicamente en dos lugares estratégicos del cuerpo: o bien en el cuero cabelludo (cabeza, frente) o en la mano derecha.
Y ¿por qué en estos dos lugares en concreto?, ¡Hombre, según las investigaciones científicas, son los lugares más idóneos para no alterar ni perturbar el normal estado físico de las personas!. ¡Ah ya!....
Pero y ¿por qué en la mano derecha y no en la izquierda, que parecen ser iguales anatómicamente, aunque sean simétricas?, ¡Hombre, el brazo y la mano izquierda están en el lado del corazón y no se pueden correr riesgos que puedan afectar a personas con padecimientos cardiacos! !. ¡Ah ya!....
¡Con estas explicaciones uno se queda casi tranquilo!... Pero ¿por qué se da esa “coincidencia” tan exacta con la cita del Apocalipsis?...
¡Tu mismo lo has dicho, es una mera coincidencia, una casualidad!, Además ¿qué tienen que ver esas trasnochadas y oscuras frases apocalípticas con los altos logros conseguidos por la ciencia y la tecnología? ¿Qué relación existe entre una y otra cosa?, Eso es como ¡comparar a Dios con el Diablo!.
¡Es verdad, no había caído!...
El caso es que... Dios y el Diablo si que están relacionados y mucho, aunque parezcan ser totalmente opuestos...
Además creo, mejor dicho estoy convencido, que la casualidad, el azar, las coincidencias, o como queramos llamarlo, son un nominalismo, una mera etiqueta para colocársela a lo que no sabemos, o no conocemos o no podemos conocer, es decir son las palabras emblemáticas que delatan nuestra ignorancia y por ello nos arrastran a la confusión, pues al colgar esas etiquetas nos quedamos tranquilos, endosamos todo eso del azar y la casualidad en el cajón de las “cosas conocidas y controlables” y ¡todos contentos!. Es más, si trabajamos matemáticamente con las leyes del azar podemos realizar grandes cosas, sobre todo previsiones, ¡de esto saben mucho las compañías de seguros! y ¡otras!...
Pero aún así se nos escapan ciertas “singularidades”, ciertas “infrecuencias” que nos desconciertan, que nos da “un capón en nuestra mollera” de ignorantes, pero en vez de situarnos en la humildad y sentir nuestras limitaciones para intentar ver cual pudiera ser su significado existencial, nos hacemos orgullosos de nuestros “conocimientos” al decir que “la excepción confirma nuestra regla”, “que un caso no es significativo”, excluyendo de este modo la excepción, como las compañías de seguros excluyen convenientemente a los que se apartan de sus varemos estadísticamente establecidos.
¡Que forma de tapar los agujeros del traje para que no se nos vea el culo!...
¡Yo, sin embargo, afirmo, porque así lo creo, que la casualidad no existe!. ¡Solo existe nuestra ignorancia, nuestra ceguera, las ataduras de nuestro orgullo y de nuestros insignificantes intereses que, movidos por el miedo inducido al imprevisible futuro, nos paralizan, nos secuestran!...
Por eso las casualidades, las singularidades, las quiero considerar como muy significativas, por que nos pueden indicar realidades que de otro modo no tendríamos en cuenta, al descartarlas sin más. Más significativo aún, es cuando esas “casualidades” se “alían” en el tiempo con el devenir de ciertos acontecimientos inquietantes, por no decir alarmantes. Es como si la casualidad nos estuviera propinando “un fuerte capón” en nuestra incrédula y dura mollera para despertarnos a una realidad que se nos está escapando delante de nuestros ojos, ya cortos de vista por mirar solamente lo que nos ponen delante de las narices.
Para mí, cuando una “casualidad” se hace significativa, en un momento especial, en un tiempo concreto, deja de ser una “mera casualidad”. Esa “casualidad” me está indicando algo, se convierte en una señal indicativa, como si fuera la señal indicadora de una carretera que me está previniendo de un inminente riesgo futuro por el que he de pasar inevitablemente y me aconseja sobre una conducta a seguir: disminuir la velocidad, tener precaución, etc.
Si no hago caso de las señales, si no las miro o si no las veo, corro un alto riesgo y luego no podré evitar sus consecuencias, cuando estas se me vengan encima...
Si, teniendo poder, me cabreo con esas señales y las suprimo a la fuerza para que no importunen en el camino que me he trazado y no alteren a los demás, pues no conviene a mi estrategia, mi fanatismo impositivo me hará responsable de las consecuencias que se deriven para mí y sobre todo para los demás a los que privé de la posibilidad de ser avisados...
Si admito y comprendo las señales, obrando en consecuencia, podré seguir en el camino con cierta garantía de éxito en su recorrido y quizás de alcanzar su destino final...
Las señales existen, solo es preciso verlas o quererlas ver, no están para nada, están para avisarnos de algo importante en nuestro camino.
La “coincidencia” entre el texto del Apocalipsis sobre la marca de la Bestia y el bio-chip que se implanta en la mano derecha, no es una “mera coincidencia” debida al “azar”, es una coincidencia altamente significativa en estos momentos que vivimos, en los tiempos que están corriendo y por ello debería ser considerada como una señal indicadora que nos sirva, al menos, para saber por donde vamos y a donde podemos llegar...
Yo así lo considero, y que cada uno saque sus propias conclusiones...
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A continuación se traslada la parte esencial de la presentación "pover point" sobre el bio-chip
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